No, no me ha caído ningún meteorito en la cabeza, ni tampoco he abusado del "Pago de los Balagueses" durante la comida, otro tipo de sustancias ya sabéis que no consumo y hoy, a pesar del agobiante calor, tampoco es que le haya dado mucho el sol a mi reluciente calva.
Mi conocida aversión hacia ese ser mostachudo y prepotente se mantiene tan viva como siempre. No puede ser de otra manera después de esa dilatada trayectoria trufada de desmanes y atropellos de toda índole. De todos modos, como soy una persona ecuánime, cuando hay que agradecerle algo a alguien se lo agradezco.
De todos modos jamás le perdonaré que propiciara la funesta ley de ordenación del suelo, ley que generó toda la parafernalia de la burbuja inmobiliaria, responsable en gran medida de la profunda crisis que vivimos.
Tampoco puedo olvidar, ni perdonar, que hiciese participe a nuestro país de una intervención militar no autorizada por la ONU, una guerra ilegal, en Irak. Una guerra fruto de la avidez petrolera norteamericana y de la aversión personal de su presidente George Bush para con Saddam Hussein. Una guerra a la que la ciudadanía le dijo, echándose a la calle en masa, que no quería ir. Una guerra a la que nos llevó mintiendo sin ningún rubor.
Tampoco puedo olvidar, ni perdonar, su capacidad para acusar y recriminar a los demás por cuestiones que el, durante su gobierno, desarrolló de igual modo. Negociar con ETA, por ejemplo.
Asco y vergüenza ajena me hizo sentir la fastuosa boda de su hija, burla ofensiva a toda la clase trabajadora. Patético remedo de una boda real, aderezado con lo más retrógrado de la vida social y política así como de mangantes y delincuentes en ciernes.
Especialmente repugnante fue su reacción ante los atentados del 11-M y su actitud y la de su gobierno en los días posteriores, lo que generó un rechazo masivo de los ciudadanos que acabaron costando la derrota electoral a su partido.
¿Y que decir de la colocación en la política de su señora, Ana Botella? Si, esa señora que utiliza el coche oficial para ir a la "pelu".
Tampoco puedo olvidar, ni perdonar, que a pesar de percibir una más que suculenta prestación por parte del erario público, tenga que ser retribuido por una empresa privada, a la que a buen seguro no maltrató en sus tiempos de presidente.
Y que decir de su cargo de consejero en la empresa de Murdoch, ese señor que se dedica a través de sus empresas a realizar escuchas ilegales a ciudadanos.
Pero a pesar de todo esto, José María, tengo que darte las gracias por haber popularizado eso que a ti y mi tanto nos gusta, eso que hace que todo lo que he contado antes carezca de relevancia y haga que podamos llegar a compartir, tu y yo, grandes momentos.
Es tu mayor aportación a la sociedad, no lo dudes. Con ello conseguiste que millones de españoles sean capaces de olvidar por algunas horas sus diferencias, que olviden las miserias que tienen que sufrir por la nefasta gestión que nuestros dirigentes, tu y alguno que otro más, desarrollaron.
Sinceramente he de darte las gracias por mi y por esos millones de españoles que merced a tu iniciativa hoy disfrutamos de una vida más saludable, más plena, más social.
¡GRACIAS, JOSÉ MARÍA!
¡GRACIAS POR EL PADEL!
Y no olvides la publicidad que ha hecho de los gimnasios con esos abdominales que luce ahora. Ahora todo el mundo quiere ser como Hulk y Aznar.
ResponderEliminarGran aporte de los desmanes de este hijo de la gran puta, pero perdona que opine que el padel es otra de las lacras que este impresentable nos dejó en herencia, al igual que el ski de fondo. Basta que este meapilas practique cualquier cosa para yo hacer la contraria. Con raquetas, el frontenis, y con skis, el alpino. Cualquier cosa por no asemejarme a este bastardo
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