Tras alcanzar la presidencia de Castilla la Mancha pero antes de tomar posesión de su cargo, María Dolores de Cospedal, "la bien pagá", no paraba de quejarse de la ruinosa situación finaciera que iba a heredar, tan grave decían que era la cosa, que no iban a poder pagar las nóminas de sus funcionarios. Pero, afortunadamente, han pasado los días y ha llegado "fin de mes" y con el, las nóminas de los empleados públicos.
Sin embargo, unos kilómetros más al este, a orillas del Mediterráneo, en el país de las maravillas, en la Comunidad Valenciana, que lleva gobernada por el PP desde 1.995, también ha llegado fin de mes pero, por desgracia, con el no han llegado las nóminas para 2.500 funcionarios.
¿Como es posible que justo el fin de semana del glamour, del lujo, de la pose y la fotografía con sonrisa "profidén", haya 2.500 empleados públicos que no van a disponer de su nómina para poder comprar las entradas de la Fórmula 1?
Mientras a De Cospedal se le llenaba la boca con el agujero heredado, en la Comunidad Valenciana no se ha oído ni una sola voz, ¿es que no te enteras Alarte?, advirtiendo de lo dramático de la situación.
Independientemente del lamentable espectáculo de la trama Gürtel, piedra angular sobre la que el PSOE ha basado su estrategia opositora, los argumentos reprobatorios son tantos y tan graves que parece mentira que la sociedad valenciana insista pertinazmente en elegir a tan deplorables gestores.
No olvidemos que la Comunidad Valenciana está a la cabeza de las comunidades autónomas con mayor deuda en relación a su PIB, que además de dejar de pagar las nóminas a estos 2.500 funcionarios también existe una enorme deuda con los proveedores, especialmente con los del sector sanitario, que además se arrastra un preocupante déficit oculto que también hay que contabilizar.
Un desolador panorama al que debemos añadir la recalcitrante cara dura de los representantes públicos que, sin querer asumir sus responsabilidades, critican e intentan criminalizar a sus conciudadanos, mientras que ha Camps y Rita se les llena la boca pretendiendo ensalzar la grandeza de la actividad política, cuando este reconocimiento y puesta en valor solo debe ser el fruto de una brillante gestión y de las muestras de respeto, dedicación y proximidad hacia la ciudadanía.
Mañana los ciudadanos mostrarán su oposición a la aberrante gestión del PP valenciano con distintas acciones en las inmediaciones del puerto de Valencia, lugar por el que discurrirá la vergonzante carrera de Fórmula 1. Esperemos que las fuerzas del orden público no se conviertan en responsables de ningún accidente acuático.
Nos vemos en las calles, amigos.
Viñeta gentileza de Mi Clon Malvado.
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