Quizás mi escasa experiencia como usuario de la Sanidad me lleve a pecar de ingenuo y, efectivamente, exista un constante abuso por parte de algunos usuarios de los servicios que se nos ofrecen y que pagamos.
Pero me da la sensación de que cuando alguien se encuentra fatal y no sabe lo que tiene no está en condiciones de valorar si su caso está entre las excepciones que propone la doctora Fuster, accidentes y urgencias vitales, y que ante la duda de la gravedad de la situación lo lógico es acudir donde te pueden atender con más garantías.
Por supuesto que los abusos deben de ser localizados y tratados como tales, pero no a priori, puesto que hay conceder el beneficio de la duda y la asistencia al usuario.
No sería una mala idea si el conjunto de los usuarios tuviese unos conocimientos mínimos de medicina o, en su defecto, una guía de protocolos a la que ceñirse, aunque como casi siempre, lo óptimo sería recurrir al sentido común.
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