Una vez más pretenden obviar la voluntad de la ciudadanía en una cuestión de la máxima trascendencia, la reforma de los tratados de adhesión a la Unión Europea. Para evitar los pertinentes trámites democráticos de presentación de propuestas, debate de las mismas y las posteriores consultas populares para tomar la decisión, se pretende, como pasó a finales de agosto en España con la reforma de la Constitución, modificar los tratados de adhesión por la vía de atajos legales en forma de protocolo.
La excusa, como no, la crisis, después de casi cuatro años de idas y venidas económicas, de 1,6 billones inyectados por parte de los estados en el sistema financiero, de tres "rescates" (Grecia, Irlanda y Portugal) y de innumerables ataques a la clase trabajadora, ahora hay que actuar con la máxima celeridad pasando por encima de cualquier consideración democrática ante el alcance de la crisis.
Es la culminación del despotismo de los ineptos, o de los que tenían la estrategia muy definida. Como tras años de gestión ineficaz han conducido a Europa al borde del abismo financiero pretenden, para enmendar sus errores, imponer un nuevo marco relacional sin contar en ningún momento con la voluntad popular. Mientras los estados se desangran y los ciudadanos tienen que sufrir los recortes más drásticos desde la Segunda Guerra Mundial los especuladores obtienen los mayores beneficios de su historia y la Alemania de doña Ángela consigue financiarse en las mejores condiciones imaginables.
El 15-O marcó un hito histórico, conectar la indignación ciudadana que recorre el mundo, esta comunión internacional debe mantenerse y crecer, hay que seguir alimentando el espíritu crítico y la acción ciudadana para intentar contrarrestar el brutal ataque neoliberal a los derechos de los ciudadanos.
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