Desgraciadamente, que no haya dudas para quién va gobernar, lo primero que va a recibir la atención de don Mariano, incluso antes de ser proclamado presidente, es el recorte de los derechos laborales de los trabajadores.
Siendo su primera intención acometer una nueva re-re-reforma laboral (que como ya han demostrado las anteriores solo sirven para hacer más ricos a los que más tienen y no para generar empleo) ya ha indicado a los "interlocutores sociales" que empiecen con su habitual parafernalia farandulera para atacar el actual contenido de la negociación colectiva.
Entre los contratos acuerdos de aprendizaje por 426 euros, los contratos en prácticas hasta los 33 años, la posibilidad de encadenar indefinidamente contratos temporales, solo resta abaratar aún más el despido (o llegar al despido libre) y anular la protección que da el actual marco de la negociación colectiva, para conseguir el paraíso soñado por los más inmorales empresarios.
Con todas estas medidas la tan anunciada estrategia de Rajoy de abaratar la contratación para generar empleo estará a medio camino de cumplirse, efectivamente se abaratará la contratación, pero se facilitará la salida de los trabajadores mejor pagados para sustituirlos por otros a menor coste, aunque el objetivo de generar empleo no se podrá conseguir dado que la demanda interna se verá reducida por la falta de capacidad adquisitiva de los ciudadanos.
Lo único evidente de este planteamiento es el enorme malestar que va a generar en la población, preveyendo los posibles altercados que se puedan generar y viendo en ellos una posibilidad de reactivar el sector de la construcción el presidente de la patronal SEOPAN ha propuesto, entre otras cuestiones, construir 34 nuevos centros penitenciarios.
Por cierto en la OCDE piensan que a pesar de la llegada de Rajoy a la Moncloa durante el próximo año la tasa de paro llegará al 23%, frente al 21,6% actual, y que el crecimiento de la economía española se paralizará.
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