domingo, 13 de noviembre de 2011

"CULTURA DEL ESFUERZO". NUNCA MÁS COMPRARÉ EN MERCADONA.

Cada uno tiene sus filias y sus fobias y, además del vino, entre mis filias se encuentran prácticamente todos los deportes, vamos que hasta me lo paso bomba viendo una apasionante confrontación de curling.

Hace un rato, cuando me disponía a gozar de un tremendo partido de baloncesto, Valencia Basket contra el Barça, casi nada, a poco que se pareciese al de la temporada pasada me lo iba a pasar teta. Pero cuando, mando a distancia en mano, me disponía a darle al botoncito, ha sonado el timbre de la puerta y ,absolutamente desconsolada, mi vecina se ha lanzado entre mis brazos ante mi patética cara de asombro. 

-¿Qué te pasa Amparo?. Es lo único que he acertado a balbucear ante tan doloroso panorama. - Pasa y cuéntame. Aún le ha costado un momento desasirse de mi cuerpo en el que buscaba cierto consuelo y calor humano.

Para rebajar el nivel de tensión y ansiedad de Amparo he apretado el botón del mando a distancia y han aparecido los colores anaranjados de la afición valenciana, y en el centro de muchos de estos cartelones el inefable lema del patriarca de los supermercados: "Cultura del esfuerzo".

Cuando por un instante me había parecido que la ansiedad de mi vecina remitía la visión del partido de baloncesto ha desatado en ella una recaida brutal en el llanto y la desazón.

Yo he pensado que había interpretado mi gesto como una muestra de desconsideración hacia ella, así que he vuelto a apagar el televisor, pero ella, entre sus sollozos, me ha indicado que la volviese a encender. Desconcertado le he hecho caso y he vuelto a pulsar el botón cuando el comentarista se refería al hecho de que el Valencia Basket ha renunciado a lucir un espónsor en la camiseta para poder transmitir su lema: "Cultura del esfuerzo".

Más de veinte años trabajando en Mercadona, habiendo tenido que adaptarse a las idas y venidas de la empresa, en jornadas saturadas de trabajo, y cuando habla de saturación es de no parar ni un instante, de tener que regalar horas y horas a la empresa, de soportar la presión de los trepas que quieren hacer carrera en la empresa, gente que tiene interiorizado eso de la "Cultura del esfuerzo" de un modo enfermizo y que la trasladan a sus compañeros (subordinados) en forma de autoritarismo, desconsideración, arrogancia y explotación.

Amparo ha seguido detallando la impotencia, la rabia y la ansiedad que le supone tener que ir mañana a trabajar para engordar la cuenta de resultados de una empresa que no le respeta, que no le reconoce todos los esfuerzos realizados a lo largo de estos años, que no devuelve ni paga las horas hechas de más, que no valora el desgaste que supone estar dando la cara por la empresa a pesar de que, por atribuciones laborales, no le corresponde..., en fin, una retahila de despropósitos casi inacabable que tiene a mi vecina al borde de la depresión, de la desesperación y la angustia.

Si "Cultura del esfuerzo" es lo que sufre mi amiga, Juan Roig, Mercadona y el Valencia Basket ya pueden esforzarse bien si quieren recuperar alguna vez a este cliente.

Y es que resulta insultante tener que aguantar que un hijo de empresario venga contando historias acerca de la "Cultura del esfuerzo", que un señor que no dudó en acudir al Consell a pedir ayuda para su empresa cuando las cosas no fueron bien, o que es capaz de dejar en la más absoluta de las estacadas a sus proveedores a pesar de haber hecho grandes inversiones para desarrollar líneas de productos específicos, esté siempre dispuesto a dar clases de no se sabe muy bien que.

¿Qué nivel de presión se tiene que vivir en esta empresa para que una persona, hecha y derecha, se descomponga ante la perspectiva de tener que ir a trabajar mañana?

Por esto, y por mucho más, dejo de comprar en tus supermercados Juan.







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