Debido  a mi profesión estoy en contacto permanente y directo con el Cuerpo  Nacional de Policía. Esto me ha permitido romper la barrera que suponen  los siempre intimidatorios uniformes policiales y conocer a las personas  que esos uniformes llevan dentro. Al igual que el resto del país y  parte del extranjero, esas personas también dedican un tiempo  considerable de sus conversaciones al movimiento que nació el quince de  mayo en tantas y tantas plazas españolas. Y el sentir general dentro del  CNP es que caemos bien, que nuestras reivindicaciones son justas y que  el funcionariado policial, en tanto que ciudadanía, también se ve  afectado por las injusticias a las que este sistema nos somete. Porque  se trata de personas que en muchos casos también tienen dificultad para  llegar a fin de mes, también quisieran guarderías públicas para sus  hijos e hijas, educación de calidad y una sanidad sin interminables  listas de espera. Personas a las que está vorágine de acabar con lo  público les ha privado del cinco por ciento de su sueldo. 
Hasta el momento, los políticos  han ordenado a su brazo armado que no saque las porras de sus tahalís,  sólo somos un grano en el culo y, aunque esté preocupados, prefieren  mantener la prudencia. Pero esto está creciendo y el grano se convertirá  en un furúnculo y el furúnculo en un tumor (un tumor benigno, por  supuesto). Y cuando a nuestros gobernantes les digan que para mantenerse  en el poder hay que extirpar el tumor, porque ese tumor somos la  ciudadanía de la que dependen, tratarán de curar el cáncer a base de  golpes de porra y detenciones ilegales. En ese momento será necesario  poner a la poli de nuestra parte. 
Pienso que es importante para  nuestro movimiento, que es el de todas y todos, no sólo que no seamos  quienes empecemos con las hostilidades sino que las hostilidades no  lleguen a darse. Nos hemos propuesto hacer historia y, como ya ocurrió  en nuestra vecina Portugal, podemos hacerla introduciendo claveles en  los cañones de sus armas. 
Porque somos un movimiento  pacifista y la policía en esta democracia disfrazada está para reprimir  la violencia, no para reprimir la paz. Por no mencionar que estamos  hablando de funcionarios y todo el mundo sabe que cuánto menos trabajo  le des a un funcionario más fácil resultará ganarse su simpatía. 
Ruego al funcionariado español  en su totalidad, del cual formo parte, no se tome a mal esta broma pero  creo que las cosas importantes hay que tratarlas con humor. Y tal vez  sea de algún modo humorístico o surrealista lo que voy a exponer:  tenemos que ganarnos a la policía. 
Tenemos que hacerles ver que  nuestro movimiento sólo pretende mejoras en la calidad de vida de una  ciudadanía de la que ellos, sus familias y sus amistades forman parte.  Tenemos que explotar la convicción que tiene la gran mayoría de policías  de que han sido engañados por todos los gobiernos que han tenido hasta  el momento, los cuales han dirigido sus esfuerzos a comprar a los  sindicatos policiales y a desviar la atención del incumplimiento  sistemático de sus promesas. 
Y esa imagen surrealista que me  viene a la cabeza es la de un ejército policial que nos mira fijamente a  los ojos con sus cascos y sus escudos y que, después de escuchar  nuestras palabras, nos da la espalda para volverse contra los corruptos  gobernantes que los enviaron en nuestra contra.
Por Ángel Tiolino
Por Ángel Tiolino
mmmh
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