SENTADO, ESPERANDO VER PASAR SU PROPIO FUNERAL.

Hemos visto como durante los últimos años la estrategia de Mariano Rajoy ha sido sentarse en la puerta del Congreso y esperar a ver desfilar el cadáver (político) de su adversario por delante suyo. Esta estrategia, aderezada con críticas furibundas y ninguna propuesta en firme. le condujo finalmente a la tan anhelada presidencia del gobierno. Sin embargo, una vez conseguido su objetivo, parece que sigue sin variar sus planteamientos y permanece sentado, esta vez en la puerta de la Moncloa, esperando ver pasar su propio cadáver político.

Es lo que tiene hacer durante tanto tiempo lo mismo, cuando llega el momento de cambiar de planteamientos el cuerpo y la mente ya no están en condiciones de readaptarse. Desde su llegada a la presidencia ha desaparecido, cediendo todo el protagonismo a su gabinete ministerial, esa representación de todos los lobbies del estado, que no logra en ningún momento mantener un discurso coherente más allá de los recortes y los sacrificios impuestos a la ciudadanía.

Tan es así que en apenas dos semanas "según una encuesta de El Mundo, se percibe una gran desafección hacia el PP de buena parte de los votantes que le llevaron al poder. El 64% rechaza la subida de impuestos a las rentas del trabajo y del ahorro y a los bienes inmuebles, aprobadas por el Gobierno popular en el Consejo de Ministros de la semana pasada". (El Plural)

Mucho deberá cambiar la actitud de este gobierno y, por supuesto, la de su presidente, para que el incipiente deterioro de su credibilidad no lo convierta en el ejecutivo con mayor desafección en la historia reciente de este país. Si a su actitud se le añade la crudeza de la situación y la clara tendencia a empeorar de la misma, el señor Rajoy se encontrará con su propio funeral político mucho antes de lo que el podría imaginar.