3.000 MILLONES DE EUROS EN VENCIMIENTOS ENTRE ABRIL Y MAYO.

La Generalitat valenciana acumula vencimientos por 3.000 millones en 40 días.

¿Vamos a tener el dudoso honor de ser la primera comunidad autónoma en ser rescatada? ¿Como hará frente el gobierno de Fabra a estos vencimientos? ¿Que tipo de interés se aplicará para la renovación de estas cantidades teniendo en cuenta que la deuda valenciana ya tiene la misma consideración que los bonos basura?

No es por asustar a nadie, pero cuando se anuncian medidas en la sanidad como la supresión de las grapas de sutura, de materiales de un solo uso y otras cuestiones similares, cuando los colegios concertados hace meses que no reciben las cantidades que se les adeudan, los proveedores no cobran, las farmacias han llegado ha estar a punto de cerrar, se recortan los salarios de los funcionarios, se suben todo tipo de impuestos y aun así no se llega a tiempo de atender compromisos de menor cuantía, la situación se antoja dramática.

Si, aquí se ha derrochado como en ningún otro lugar, pero a pesar de ello lo realmente sangrante es la nefasta gestión de los sectores productivos, la ineptitud demostrada al confiar a un sector, tan limitado y depredador de recursos como la construcción, el desarrollo y la estabilidad económica. 

Cierto es que la capacidad de generar recursos para las administraciones de  este sector es enorme, el ICIO, el IVA y las revisiones alcistas del IBI han supuesto enormes inyecciones de recursos, pero recursos que, evidentemente, eran finalistas y circunscritos a un periodo de crecimiento desmesurado de un sector insostenible y nuestros administradores, cegados por la disponibilidad de ingentes cantidades de dinero, no fueron capaces de asumir lo efímero de esta situación.

Solo reestructurando los fundamentos de nuestra economía se podrá recobrar cierta estabilidad, solo asumiendo que los beneficios a corto plazo suponen, en la mayoría de los casos, pan para hoy y hambre para el futuro, podremos  ir recuperando unos niveles de bienestar equiparables a los de aquellos momentos de bonanza. Es una cuestión  estructural, cultural, de sentido común, de prevalencia de los parámetros humanos sobre los económicos.

¡Bienvenidos al mundo real!