Hoy, a lo largo de la mañana, los distintos medios de comunicación nos han bombardeado con varios datos relativos al empleo, el crecimiento del desempleo en España en contraposición al récord de trabajadores registrados en Alemania.
Efectivamente la tasa de desempleo en Alemania se ha situado en un envidiable 6,6% de la población activa, mientras que en España, a pesar de las severas reformas en materia laboral perpetradas por el gobierno socialista, hemos alcanzado los 4.422.359 desempleados, lo que supone una tasa del 19,12% (21,52% según la EPA)
Son datos escalofriantes e incomprensibles, sobre todo si tenemos en cuenta que los salarios en nuestro país no se caracterizan, exceptuando los de unos pocos, por estar ni siquiera en la media de la Europa del euro , por lo que no suponen una traba importante para la tan cacareada competitividad.
A pesar de estos datos se insiste desde la patronal en la necesidad de contener (congelar o reducir) este parámetro para poder generar empleo, cuando comprobamos que son, precisamente, los países con mayor renta salarial, los que menos desempleo tienen.
Quizá sea más perentoria una reforma empresarial que una reforma laboral, puesto que lejos de desarrollar un tejido productivo diferenciado, innovador y rentable, se insiste contumazmente desde el empresariado en mantener la base de la economía en sectores que han demostrado su obsolescencia como el de la construcción.
A todo ello no contribuye un estamento político entregado a los lobbies de presión de los distintos sectores consolidados, que no están dispuestos a ceder sus prebendas en aras del desarrollo de una economía dinámica, fuerte e innovadora.
Mientras tanto el inefable Arturo Fernández, vicepresidente de la CEOE, insiste en su irresponsable postura de negociación con los sindicatos, congelación salarial y despido improcedente con indemnización de 15 días por año trabajado con una percepción máxima de una anualidad. ¿A cambio de qué?, porque no nos engañemos, si no cambian las bases de la economía para poder ofrecer nuevos productos, nuevos servicios y más calidad en los que ya disponemos, en mercados a los que hoy no podemos acceder, no se va a crear empleo y, lo que es peor, al reducir la capacidad de compra de los trabajadores la demanda interna, como ya está ocurriendo, se seguirá contrayendo.
Así que, señores empresarios, asuman su parte del contrato, dejense de vegetar y de cargar la responsabilidad de la salida de la crisis en los trabajadores y empecemos a explorar nuevas tecnologías en ámbitos en los que podemos ser líderes, como en el de la energías renovables, exploremos nuevos marcos relacionales en el que el reparto del tiempo y de los recursos resulte más equitativo y enriquecedor para todos y generemos una nueva sociedad donde el bienestar alcance a todos y cada uno de los individuos porque solo así sus empresas tendrán futuro.
Si por el contrario se obcecan en el modelo contraccionista que su caduco "manual neoliberal" propugna, se encontraran sin consumo interno, sin paz social y, muy probablemente, sin capacidad de competir en mercado alguno.
Si por el contrario se obcecan en el modelo contraccionista que su caduco "manual neoliberal" propugna, se encontraran sin consumo interno, sin paz social y, muy probablemente, sin capacidad de competir en mercado alguno.
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