viernes, 12 de agosto de 2011

¿ESPAÑOL? NO, DE RATICULÍN.


Hoy, andando por Valencia, se me han acercado un par de turistas con cara de despistados:

-Señor, señor, ¿es usted de aquí?. Me han preguntado con su pastoso acento.

Iba contestarles que si, pero ateniéndome a la fama de "memos" que tenemos los valencianos en el resto de España dada nuestra peculiar situación política, he intuido que en Europa la actitud debe ser muy similar hacia los españoles, así que prudente les he respondido:

-No, de Ratikulín, aunque si les puedo ayudar en algo...

Su cara no ha mostrado ninguna perplejidad y como me he ofrecido a ayudarles mi pequeña deserción ha pasado desapercibida.

Y es que cada día amanece con situaciones aun más esperpénticas que las del día anterior.

¿Como es posible que en un país con una tasa de paro superior al 20% de la población en edad de trabajar, con un constante deterioro de las condiciones laborales, con la ampliación de la vida laboral y todo tipo de recortes en ciernes..., tengan que ser los miembros  de uno de los colectivos más privilegiados de la sociedad los que convoquen una huelga?

Cosas así me hacen sentir vergüenza, me hacen sentir de Raticulín. Cierto es que la economía de muchas entidades futbolísticas dista de estar en las mejores condiciones, cierto es que están legitimados para defender sus intereses ante el riesgo manifiesto de que estos se vean amenazados, no entraré a discutir acerca de la idoneidad de sus percepciones, pero si diré que me duele que ante el desolador panorama sociolaboral del país tengan que ser unos privilegiados los que den a una lección de dignidad laboral al resto de la sociedad.

Del mismo modo me hicieron sentir el otro día los miembros de Gestha cuando pusieron de manifiesto el enorme fraude fiscal que sufre nuestro país, cerca de 60.000 millones de euros. Y en su informe queda meridianamente claro, los que más tienen, más defraudan.

Mientras las arcas del estado dejan de ingresar esa ingente cantidad de dinero los adalides de los defraudadores, PSOE y PP, se enzarzan en un batalla de propuestas absurdas encaminadas todas ellas a seguir apretando las clavijas a las clases asalariadas (esas que junto a los pensionistas ganan un 25% más que empresarios y profesionales), los unos proponiendo moderar los salarios (recortes en los sueldos) y los otros dejando caer, aunque luego tienen que rectificar por indicación de Génova, las fórmulas de copago, repago y "mordida" que quieren implantar en el momento pasen las elecciones generales.

Los defraudadores continúan tranquilos, pero los ciudadanos que se echaron a la calle para protestar hartos de ver como se expolia el estado, como campan a sus anchas los corruptos y como los políticos ignoran la voluntad de aquellos que los eligieron,  están recibiendo en sus domicilios la respuesta que les hace el poder en forma de multas. Ya sabéis a lo que os exponéis si levantáis la voz.

Para terminarlo de arreglar nos encontramos con que las instituciones de nuestro estado aconfesional se han puesto al servicio de un señor, ex nazi, que dice representar a un ser superior, cediéndoles a el y sus seguidores espacios y recursos públicos para sus extraños rituales y esperpénticas celebraciones.


Y como portugués tampoco se puede ser despues del dichoso rescate, y más si tenemos en cuenta que a partir de hoy les entra en vigor el gravamen que les hará desaparecer la mitad de la paga extra de navidad, pues no me queda más remedio que hacerme de Raticulín.

¡FIU, FIU! y Raticulín, amigos.

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