miércoles, 17 de agosto de 2011

Denuncias, confesionarios y gobiernos económicos europeos.

La alarma ha sonado, pero en esta ocasión nadie corre a sus puestos, el desconcierto cunde por doquier, las medidas adoptadas no han funcionado como los expertos afines al régimen neoliberal esperaban, la locomotora alemana no tiene el suficiente combustible para mantener la marcha del crecimiento y desgraciadamente el TGV francés tampoco encuentra el ritmo adecuado.

Desde las más altas instancias capitalistas se preconiza una nueva recesión, la economía se retrae y con ella las esperanzas de bienestar de buena parte de la humanidad. Las limitaciones del capitalismo se ponen de manifiesto, el crecimiento constante empieza a antojarse imposible, lógico en un mundo con recursos finitos, sin embargo el voraz apetito del capital continua activo y ya no respeta a sus máximos valedores, europeos y norteamericanos, va a resultar que las grandes corporaciones no sienten más colores que los de sus resultados.

Merkel y Sarkozy pretenden un gobierno económico común, un gobierno exclusivamente para el dinero, unión económica, legislación monetaria, ¡viva el capital!, ¡viva la Europa del dinero!, en el Reino Unido, Cameron, especula con imponer el toque de queda para evitar las algaradas y proteger los bienes y la propiedad privada, cualquier cosa antes de atender las causas profundas de los disturbios.

Propiedad, bienes, dinero, corporaciones, pero...¿para cuando la Europa de los ciudadanos? ¿acaso el dinero es más importante que las personas?, parece ser que si.

Mientras tanto miles de ciudadanos llenan las calles de Madrid al canto de “aleluya gloria a dios” ¡Bienvenido Mister Ratzinger!, son unos fenómenos, se lo proponen y baten el record mundial de confesiones por minuto, ¿entonan el mea culpa por su pasividad, por su permisividad, por tolerar semejantes aberraciones? A buen seguro que no, sus pecadillos no van más allá de los habituales pensamientos lúbricos, tocamientos impuros, debilidades varias y torpes envidias. Que gusto debe dar alejar la responsabilidad con el perdón de algo en lo que solo se cree.

Hoy otros muchos, aquellos que tuvieron el valor y la dignidad de protestar por los continuos ataques que está sufriendo la ciudadanía desde todas las instituciones, han salido a las calles a manifestar su desacuerdo ante el aluvión de denuncias coactivas e infundadas que están recibiendo por parte del ministerio del interior.

Yo me voy a la playa a jugar con mi hijo.



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