Todas las apuestas dan como claro vencedor en la cita electoral del próximo día 20 de noviembre al Partido Popular. La mayoría absoluta es prácticamente un hecho. Los hasta ahora votantes del PSOE, decepcionados, desorientados y, probablemente, enfurecidos van a cambiar en gran medida el sentido de su voto.
El PP está empezando a dejar entrever cual va a ser su planteamiento una vez llegue al poder. La señora De Cospedal, con la excusa de la "bancarrota" heredada del anterior ejecutivo socialista, muestra sin ningún rubor ni complejo la dureza de unos planteamientos claramente restrictivos. Un 20% de reducción en los presupuestos. Un planteamiento similar y utilizando el mismo pretexto, nos podemos encontrar en Extremadura.
Del mismo modo, aunque intentando minimizar el espectáculo, en la Comunidad de Madrid y en la Comunidad Valenciana los recortes empiezan a ser una realidad más que palpable, pero como en estos casos no cuentan con la excusa de la situación heredada prefieren intentar distraer la atención de la ciudadanía desprestigiando a los profesores, en el caso madrileño, con argumentos falaces acerca de su laboriosidad.
Esta es la realidad, atenuada por la inminencia de las elecciones, de la forma de gestionar del PP. Profundizar en las medidas claramente antisociales iniciadas por el ejecutivo socialista, siendo la reforma de todos los aspectos de la negociación colectiva uno de sus principales objetivos, y recortar presupuestos hasta dejar reducida a la mínima expresión la capacidad de actuación de los servicios públicos, para de este modo trasladar a la gestión privada la mayor parte de ellos beneficiando así a empresas y corporaciones afines.
Mientras todo esto se nos viene encima la izquierda, esa que se encuentra a la izquierda del PSOE, aun no ha encontrado la fórmula para unir sus fuerzas y ofrecer una alternativa capaz de conseguir la suficiente representación para poder condicionar la más que posible acción de gobierno del PP.
La infinidad de siglas que se ubican en ese espacio, separadas por nimios matices interpretativos o por los enormes egos de algunos de sus dirigentes, tienen ante si el reto y la obligación de cohesionar sus energías y esfuerzos para acoger al gran grupo de desencantados por el PSOE como por la política en general.
Para poder conseguir que el panorama político en nuestro país experimente un sensible giro a la izquierda el esfuerzo a realizar es considerable, teniendo que asumir con rotundidad conceptos como la unidad en el mensaje, la unidad en la acción, la comunicación constante, la perseverancia, la seriedad y compromiso en hacer valer la fuerza de la unidad.
El calendario aprieta y cada minuto que se deja pasar sin ofrecer a los ciudadanos una clara alternativa de izquierda es un regalo para el PP que llegará al poder sin haber hecho ni una sola propuesta, sin haber realizado ni el más mínimo esfuerzo para ayudar a frenar los efectos de la crisis, que ha conducido las comunidades autónomas en las que gobierna a la práctica bancarrota, que no tiene ningún complejo a la hora de actuar con la arrogancia, chulería y prepotencia propia de los regímenes totalitarios.
Solo con una propuesta sólida, unitaria, que suponga una alternativa clara para el voto de izquierdas del PSOE y que a la vez tenga la capacidad de movilizar a la gran masa abstencionista y desmotivada, se puede poner freno al rodillo neoliberal del PP.
Algunas de estas formaciones ya han empezado a plasmar esta voluntad y, junto a organizaciones sociales y ciudadanas, están conformando un auténtico proyecto de izquierdas.
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