jueves, 15 de septiembre de 2011

MADRE, PARADA, MALTRATADA, ESTAFADA Y, SI NO LO EVITAMOS, DESAHUCIADA.


Por mucho que se esfuercen el cine norteamericano y los publicistas en presentarnos un mundo sonriente, amable, lleno de glamour y placer, la vida se empeña, en más ocasiones de las que pensamos, en mostrar una realidad mucho más dura, inflexible y dolorosa de lo que nos gustaría.

Incluso en ocasiones como la que nos acontece el ensañamiento de las circunstancias con las personas se antoja más que cruel casi sádico.

Las aspiraciones de Valentina eran, y son, como las de cualquiera de nosotros, disponer de un trabajo que le permita vivir con dignidad a ella y a sus hijos, compartir sus alegrías y aspiraciones con alguien que le haga sonreír, ir ahorrando un dinerito para atender aquellas cosas que en el día a día van surgiendo y poder disfrutar tranquilamente de su hogar. No se necesita mucho más para ser feliz.

Pero la vida a veces nos pone a prueba y lo que pensábamos que jamás nos podría pasar empieza a vislumbrarse en nuestro horizonte. Donde habían existido amor, complicidad y la intención de construir un futuro juntos aparecen gritos y amenazas que, desgraciadamente, se acaban transformando en insultos y golpes. La desolación, el desamparo y la depresión hacen mella y el trabajo empieza a peligrar por la fatiga, la ansiedad y la tensión que se vive en casa.

No pasa mucho tiempo y te encuentras parada, en pleno proceso de divorcio, bajo las amenazas del padre de tus hijos que, además, no te pasa ningún dinero ni tampoco paga la parte de la hipoteca que le corresponde. El banco, que siempre te había sonreído mientras tuviste liquidez, amenaza también con tomar medidas ante tu imposibilidad de atender los pagos.

Desolada acudes a los servicios sociales, tu condición de madre, parada, maltratada y amenazada por el banco resulta incontestable, por lo que deciden concederte una cantidad de dinero que puede ayudarte a sobrellevar el atolladero en el que te encuentras, al menos por una temporadita. 

Pero la desgracia no deja de rondarte y tal y como los servicios sociales depositan el dinero en tu cuenta de Banesto, sin ningún miramiento ni explicación, esta entidad se apropia de lo que era tu única tabla de subsistencia.

Ahora pretenden, además de haberse quedado con tu dinero, tirarte de tu vivienda y quedarse con ella. 

“El próximo día 19 de Septiembre, a las 9:00 horas, nuestra compañera y vecina Valentina, será desahuciada de su casa por la entidad financiera Banesto.

Se ruega la máxima difusión y asistencia a este injusto y descabellado desahucio, en el cual priman la falta de sensibilidad y el descarado aprovechamiento del banco en cuestión.

En la Avd. del Pais Valenciano de Sagunto, nº 23, se va a proceder a desalojar a Valentina e intentaremos parar este desastre familiar.

Gracias de antemano por vuestra asistencia y recordad...

¡¡PAREMOS ESTE DESAHUCIO...!! ¡¡ENTRE TODAS Y TODOS PODEMOS HACERLO...!!”

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