El inefable Esteban Gonzalez Pons, pletórico tras la presentación de su libro, vuelve a regalarnos el intelecto con su verbo fluido y, en ocasiones, certero.
Es de celebrar que existan personajes tan originales e innovadores en el siempre complicado arte de la seducción electoral, capaces de desarrollar nuevos y sorprendentes métodos de persuasión que llegan a rayar lo incomprensible.
Uno, que es muy clásico, piensa que los caminos para conseguir el favor de otros se encuentran mucho más próximos a conceptos positivos como la esperanza, la alegría, la prosperidad, la mejora, la seguridad, ..., que no en el entorno de la extorsión, la presión o la descalificación, en este caso fácil e infantil, a la que recurre el portavoz del PP.
Pero también es muy cierto que no soy un experto en la psicología de los votantes de ese batiburrillo socialdemocratacatooliconeoriberal que supone el PPSOE, así que es muy posible que el hecho de amenazarlos con la posibilidad de verse convertidos en perfectos "idiotas" sea motivo suficiente como para modificar su voluntad.
Y eso es lo que ha pasado que Esteban González Pons, ese visionario clarividente e iluminado con un verbo sublime y la sutilidad de un adoquín, ha decidido llamar "idiotas" a todos aquellos que pudieran decidirse a votar al PSOE, como si su PP se hubiese hecho acreedor, dada su brillante capacidad de gestión allí donde gobierna, de una mejor consideración que la de su rival PSOE.
Estoy convencido que hoy, después de tamaño exabrupto, muchos de aquellos votantes del PSOE que se estaban planteando cambiar el sentido de su voto hacia el PP, más de un millón, habrán descartado por completo el apoyar al partido que trata así a sus excorreligionarios.
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